En medio de la creciente escalada militar en Medio Oriente, la incertidumbre global se profundiza por las señales cruzadas entre Estados Unidos, Rusia e Irán. Según reveló el Wall Street Journal, el presidente estadounidense Donald Trump habría aprobado un plan de ataque contra Irán, aunque decidió postergar su ejecución a último momento.
"Quiero ver si Teherán decide renunciar a su programa nuclear", habría dicho el mandatario a su círculo cercano, en alusión a las tensiones con la República Islámica, que han aumentado tras los recientes episodios de violencia en la región.
Desde Teherán, el canciller iraní Abás Araqchi aseguró en su cuenta oficial de X que su país actúa “en legítima defensa” y que sus acciones militares recientes fueron una respuesta directa al “régimen israelí”. En el mismo mensaje, reafirmó el compromiso iraní con la vía diplomática, aunque aclaró que esa disposición no incluye al gobierno de Tel Aviv. “Con la excepción del ilegítimo, genocida y ocupante régimen israelí, seguimos comprometidos con la diplomacia”, enfatizó.
En este contexto, el presidente ruso Vladímir Putin buscó tomar distancia del conflicto al negar que Irán haya solicitado apoyo militar a Moscú. Lo expresó durante una cumbre de agencias internacionales en San Petersburgo, en respuesta a los rumores sobre un posible involucramiento directo de Rusia en la crisis.
Mientras tanto, las advertencias por una escalada mayor se multiplican. Varios gobiernos y organismos internacionales han llamado a la moderación, ante el riesgo de un conflicto regional de gran escala con consecuencias imprevisibles.