Desde el 1 de enero de 2024 hasta el 31 de mayo de 2025, un total de 151 docentes —entre profesores y auxiliares— presentaron su renuncia a la Universidad Nacional del Litoral (UNL), mientras que otros 26 solicitaron licencias sin goce de haberes. Los datos surgen en un contexto de profunda crisis presupuestaria que afecta a las universidades nacionales y reflejan una tendencia que no se limita a la UNL, sino que se replica en diversas casas de estudios del país.
Según un informe elaborado por la propia universidad, las desvinculaciones no solo son numerosas sino preocupantes por el perfil etario de quienes dejan sus cargos: el 81% de las 177 personas que renunciaron o tomaron licencia son menores de 50 años. Esto plantea un riesgo concreto para la calidad educativa en los próximos años, ya que se pierde personal docente con formación, experiencia y proyección de carrera dentro del sistema universitario.
“Sin lugar a duda, la disponibilidad de recursos humanos formados es una de las claves más importantes a la hora de pensar en una educación de calidad", advirtió el rector Enrique Mammarella. "Para entender la magnitud del problema, entre renuncias, licencias y jubilaciones, la UNL muestra una pérdida del 7,34% de su planta docente en solo 17 meses, frente a un 4,77% acumulado en los dos años anteriores", detalló.
El informe revela que, entre las 151 renuncias, 24 corresponden a profesores y 127 a auxiliares. En términos de edad, 9 son mayores de 60 años; 21, entre 50 y 59 años; 40, entre 40 y 49; 54, entre 30 y 39; y 27 tienen menos de 30 años.
Respecto a las 26 licencias sin goce de haberes, 16 fueron por razones particulares y 10 por estudios en el exterior. Esta figura es considerada por muchos docentes como una alternativa previa a la renuncia definitiva, al permitirles explorar otras actividades sin perder del todo el vínculo institucional. De estas licencias, la mayoría también corresponde a docentes jóvenes: 12 tienen entre 30 y 39 años, y solo una fue solicitada por alguien mayor de 60 años.
A este panorama se suman las 103 jubilaciones registradas en el mismo período, distribuidas entre 61 profesores y 42 auxiliares.
Otro dato que agrava el escenario es la creciente necesidad de pluriempleo entre quienes permanecen en la planta docente. Muchos docentes deben asumir múltiples cargos para poder sostener económicamente a sus familias, lo que compromete sus posibilidades de formación continua y desarrollo profesional, y a largo plazo impacta en la calidad académica.
Frente a este contexto, las autoridades universitarias alertan sobre la urgencia de contar con políticas públicas sostenidas que aseguren condiciones dignas de trabajo, estabilidad y desarrollo para el personal docente, pilares fundamentales para garantizar una educación superior de calidad.